MIS ALIADOS

miércoles, 11 de mayo de 2011

VIDAS EN EL HOSPITAL





Más que la vida en el Hospital, son las vidas, las personas que conoces allí, médicos
enfermeras,celadores,...etc, las que hacen que la mía por esas salas y pasillos no muy bonitos resulte más agradable.


Cuando voy allí, a no ser que sea el 1er día de algo, siempre se a lo que me voy a enfrentar, siempre llevo el cuerpo hecho al tratamiento que me toque afrontar. 
Si voy a la quimio debo ir sin desayunar porque me tienen que pinchar, debo ayunar durante 4 horas si me van a hacer un tac, aún cuando por muchas veces que me lo hagan, como me tenga que tomar los batidos esos me muero del asco, quien lo haya tomado sabe que a eso no se te hace el cuerpo nunca. Menos mal que tan solo los tomo cuando me hacen tac de estomago y son cada 6 meses.


Lo que no sabes es con quien te vas a encontrar, de que pie se va a levantar la persona que te va a sacar sangre, si alguna enfermera vendrá mala y yo por insistir en algo, al final me trague una mala contestación, o que la médica venga con los cuernos cruzados, no tenga ganas de hablar y eso me perjudique a la hora de preguntar por cosas que para mi, en ese momento, sean de suma importancia.


Otras veces llevo una lista con lo que voy a preguntar y al final, ocurre todo lo contrario, que terminamos hablando de todo, menos de lo más importante y me voy a casa con las mismas preguntas y sin ninguna respuesta.


En cuanto a sacarme sangre, lo tengo clariiito, espero a que llegue Juan pues siempre me encuentra la vena a la 1ª, sino esta él pues le tocara a otra ATS, pero mis venitas son casi exclusivas de Juan. jajajajaj.


A día de hoy, no me puedo quejar de ninguna enfermera, las que me encuentro en la sala de espera antes de hablar con mi médica son todas estupendas, con tres o cuatro ya tienes confianza, ya te conocen por el nombre y eso gusta.
Las de la sala de quimio son maravillosas, mira que me tienen que sacar una vía y eso duele pero nada, son delicadas, amables y tienen para todos una sonrisa en la boca. 


No me puedo quejar de ninguna persona que me encuentro por esos pasillos, bueno si, de una, de la rubia de bote y aguecador,  sesentona larga, aunque da la sensación de tener edad para estar ya mas que jubilada, trabaja como si ya lo estuviera, es decir, nada de nada, pues su cometido es el pequeño recinto de Atención al Cliente y nunca esta abierto, siempre tiene el cartel de: Vuelvo en un momento y siempre esta por ahí.
Yo quiero un trabajo como ese, sí sí como ese, hay no se jubila ni... ni YO.




Un besito mis blogueros.